WT: Gyargaq Rkhas

Nombre: Gyargaq Rkhas
Motes: Gyar, Uro (sobrenombre que usaba hace años, aún lo usa cuando la gente parece no poder pronunciar su nombre). 
Edad: 1274 años (30-31 años en apariencia). 
Altura y peso: 1'95 m / 105'5 Kg (unos 90 Kg sin tener en cuenta cola y cuernos). 

Título: Lord.

Oficios:
        Guerrero: su entrenamiento con las hachas dobles empezó cuando apenas era un niño, gracias a la importancia que su padre le ha dado siempre a la habilidad física. Es decente con ellas, aunque un guerrero experimentado no tendría demasiados problemas contra él. 
        Artesano: varios clanes de dragones de Arh Dubaen se dedican a la creación de vidrio soplado, con poca más ayuda que sus innatas habilidades de fuego y la propia arena del desierto. Gyargaq apenas es aprendiz en ese arte, pero tras ser acogido como aprendiz por un artesano residente en Anuria, donde Gyar ha acabado estableciéndose tras sus viajes, es a lo que está dedicándose para ganarse el pan. 

Historia:
        Nacido y criado en An'Qshai, Gyargaq es el hijo primogénito de la familia gobernante del pueblo, que una vez llegó al poder por reconocimiento en el campo de batalla. Siempre bajo la atenta mirada de su padre y junto a su hermano pequeño, Drake, recibió la formación que se esperaría dar a alguien que fuera a encargarse de una ciudad en un futuro: etiqueta, estrategia, economía, cultura general, y como no podía faltar en su familia, entrenamiento con las armas cuerpo a cuerpo. 
        
        Su vida no ha tenido excesivos contratiempos, o al menos no los tuvo hasta hace un par de años. Aprendía constantemente e intentaba seguir los consejos de sus padres, con visiones ampliamente distintas: él, centrado en la guerra, la defensa, el poder de su familia y servir al rey; y ella preocupándose por las otras áreas de su educación y su acercamiento a la gente de la que algún día sería superior. Cuando su padre murió a raíz de una herida crónica recibida tiempo atrás e incurable por los médicos dragones, Gyargaq alcanzó el poder, e intentó gobernar con justicia para mantener el asentamiento tan próspero como había sido hasta el momento.

        Sin embargo, a base de buscar el equilibrio, hubo un punto que descuidó. Drake, el hermano menor que en más de un sentido siempre estaba en la sombra, atraído por una posición de alto cargo y más poder del que podría conseguir él simplemente por nacer después, empezó a tramar a sus espaldas. Su pico de oro y capacidad de convicción, conseguida en parte por tirar del hilo del poder de la familia, pronto tuvo a familias y guerreros influyentes en el área engatusados, atraídos por las promesas y dispuestos a derrocar a un futuro gobernante demasiado honrado para los estándares de más de un gran mercante. 

        Y así se hizo. Tras la vuelta de Gyargaq de un viaje con el objetivo de aclarar un par de puntos entre el mercado de An'Qshai y el de Heivnor, Drake destapó toda una trama de corrupción, trapicheos y movimientos que nunca habían estado ahí en un primer lugar, pero que de todas formas fueron secundados por las cabezas de los gremios de artesanos y comerciantes de la ciudad y parte de la guardia, y Gyargaq fue puesto bajo arresto. Más que desconcertado, Gyar cometió el error, en cierto modo, de intentar defenderse, y los seguidores de su hermano y él mismo se lanzaron contra él.

        Tras una pelea brutal, perdió el conocimiento.

        Cuando se despertó tenía la boca llena de arena, más heridas y golpes de los que quería contar y un ojo cerrado por la sangre seca, y estaba encima de alguna especie de animal que se bamboleaba tanto que habría vomitado si tuviese algo en el estómago. Según el dragón que le había recogido habían pasado ya unos tres días, suficiente como para que la mitad de Arh Dubaen se hubiera enterado de los sucesos en An'Qshai. No estaban lejos de la propia ciudad: él era uno de los artesanos de los gremios menores, y a pesar de haberle reconocido y saber que se metería en problemas de primer nivel por recogerle, consideraba la peor de las traiciones dejarle tirado sobre la arena, esperando a que le encontrase alguna de las bestias de las arenas.

        Dos meses vivió en casa del artesano, en los que se dieron cuenta de que las medidas que Drake estaba implantando en el corto tiempo que llevaba en el poder seguían y mucho la línea marcada por Heldur, persona, si se le podía llamar así, con la que Gyargaq nunca había estado excesivamente de acuerdo. Las diferencias entre las clases altas y bajas en la región se acentuaban por momentos, los precios subían, los recursos se limitaban y la gente tenía que empezar a buscar alternativas para seguir adelante. 

        Gyargaq supo que si las cosas seguían así parte de la población no tardaría en rebelarse, al igual que más dragones a lo largo y ancho de Fragore habían hecho para intentar derrocar a Heldur, y él por un momento no supo qué hacer. Unirse a la resistencia podía suponer perder la posibilidad de recuperar su posición, pero tampoco estaba seguro de que eso fuese lo que importase. Todo estaba demasiado oscuro: quedarse quieto no era una opción.

        Habló con los pocos que empezaban a oponerse, consiguió provisiones y armas, y ahorrando el peligro que suponía que él estuviese aún en el desierto a la resistencia, huyó del desierto con la intención de volver cuando se hubiera fortalecido, y sacar la ciudad de las garras de su hermano.


Curiosidades:
        Ficha en color plano y resolución más alta.

        La ropa de la ficha es tradicional de donde viene, y al tener en estos momentos pocos recursos para renovarla si le pasase algo no la usa mucho. Generalmente, suele ir vestido de forma mucho más sencilla.

         No es que tenga una mente brillante, pero sí se interesa en aprender. Muy interesado en historia y costumbres de otros pueblos, así como técnicas de forja (cosa que, en su momento, también intentó aprender sin demasiado éxito) o materiales inusuales.

        Como dragón es un wyvern, por lo que no tiene alas en la espalda en su forma humana. Suele viajar en esta forma, cambiando a su forma humana solo cuando es socialmente necesario o se encuentra en una ciudad. Las correas de su bolsa de viaje son lo suficientemente largas como para llevarla atada aún en esta forma. 

        No tiene éxito con las mujeres y le echa la culpa a su nariz. Personalmente, yo me preocuparía más por las uñas. 

        Es capaz de quedarse maravillado y desviar su atención hacia cosas pequeñas, como un animal que no había visto nunca, la nieve, los rayos durante las tormentas o que un gato se acerque a él al ir por la calle. 

        Gyargaq controla su magia lo suficiente como para manejar bien su aliento de fuego en forma dragón y ayudarse con el cristal cuando no lo está.

        Drake le ha robado cuatro novias, pero dirá que esa no es una de las razones por las cuales quiere volver y derrocarle. Ni él mismo lo tiene muy claro. 

        Cuando era joven aprendió a tocar uno de los instrumentos típicos de su tierra, lo que llamaríamos un didgeridoo. Aún se acuerda de algo. 

        El collar de la cadena negra: collar con una réplica de cristal oscuro y hierro dorado de la cabeza del espíritu Belenos que llevaba al salir del desierto. Ha tomado la decisión de coger pequeños recuerdos o pedírselos a personas que se vuelvan importantes para él durante sus viajes. En estos momentos, solo contiene la cabeza de Belenos y una punta de flecha limada (Olaf).